Por la caída del salario y la suba de precios, se come menos y peor en todo el país
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Análisis de datos oficiales
Por la caída del salario y la suba de precios, se come menos y peor en todo el país
 
Ver imagen La brecha entre la lista de consumo recomendada por la tabla nutricional del INDEC y el consumo efectivamente registrado en hogares revela el impacto de la crisis en los hogares.

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Fecha:26/08/2025 7:43:00 
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Que la dieta de los argentinos se transformó para mal es una realidad que se puede ver en forma cotidiana, personalmente o en el diálogo con vecinos y familiares. Las razones también son conocidas: el aumento de los precios al consumidor y la consecuente pérdida del poder adquisitivo del salario.

Un informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) arrojó números que confirman la sensación generalizada.


El estudio titulado “La distancia entre la dieta recomendada y la consumida” recogió información en 3750 hogares conformados por cuatro integrantes (dos adultos y dos menores) en las 23 provincias y CABA y encontró diferencias alarmantes, en exceso y en déficit, entre el consumo real de las familias y el que se recomienda por razones nutricionales.

Los datos sobre rubro carnes indicaron una fuerte concentración del consumo en pollo fresco y subproductos de esa proteína que llega al 51% si se consideran menudos, alas y carcasa, que no figuran entre los recomendados.

El consumo postergado en este caso es el de carnes rojas, comparativamente más caras. En el caso de carnes para milanesas el consumo es un 60% menor al considerado necesario en asado vacuno, un 68% menor, en carne picada especial, un 73% menor. En pescado fresco también hay un déficit, del 58%.

Otro déficit se observa en el consumo de frutas y verduras. En ese rubro se encontraron déficits superiores al 50% en relación a lo recomendado, como bananas (-65%), manzanas (-62%) y peras (-62%). Como excepción se destacó un alto consumo de papas y cebollas, un 28% y un 48% superiores a los niveles recomendados por el Indec respectivamente.

El consumo de tomate envasado fue un 140% superior al recomendado y el de tomate fresco un 61% menor al deseado.

En harinas y legumbres, se registró consumo excedente de polenta que superó un 142% al considerado en la tabla del Indec también dieron superávit los consumos de harina de trigo 000 (40%), arroz (29%), fideos secos (23%) y pan francés (20%), consumos que revelan inclinaciones por una dieta muy calórica sobre la base de productos que generan mayor saciedad pero aportes de fibras y micronutrientes insuficientes. En cambio, el consumo de legumbres secas resultó 28% menor al óptimo.

El consumo de huevos y lácteos también es deficitario. En los hogares se consume en promedio un 26% menos de leche fluida de la referencia un 44% menos de yogurt. El déficit en quesos oscila entre -19% y -59%. No obstante, el consumo de huevos es 51% mayor al previsto en la tabla oficial.

El rubro otros alimentos advirtió una alta proporción de productos calóricos de bajo aporte de nutrientes. El azúcar representa el 30% del total y la yerba mate resultó en un lugar destacado como sustituto de otros alimentos con el 13%.

Análisis
El trabajo confirmó la existencia de sobreconsumo de harinas panificados y azúcar déficit de consumo de frutas, verduras de hojas verdes y lácteos alta concentración en alimentos de bajo costo, como pollo, papa, pan y azúcar y sustitución de alimentos nutritivos por alternativas de valor nutricional menor.

El IETSE destacó que los resultados expresan que en los hogares argentinos “existe una profunda brecha estructural entre la dieta real registrada y la dieta nutricionalmente recomendada en la cual factores como precio, accesibilidad y estrategias obligadas de sustitución juegan un rol decisivo”.

El trabajo concluyó que en el país existe “subalimentación” en rubros cruciales por la calidad nutricional como el consumo de frutas, verduras y lácteos, un factor que impacta en la incorporación de proteínas, vitaminas, minerales y fibras.

Como contracara, se resaltó el sobreconsumo de harinas, panificados y azúcar que expone a la población a la obesidad infantil, diabetes y enfermedades cardiovasculares.

Como tercera conclusión, indicó que la elección obligada de productos baratos, como pollo, papa, pan y azúcar, que conforman un patrón alimentario estrictamente relacionado a las condiciones socioeconómicas.

El IETSE consideró que los resultados deberían alentar el diseño de políticas públicas “orientadas a mejorar el poder adquisitivo de las familias argentinas, de manera de garantizarles la accesibilidad a alimentos esenciales nutricionales como frutas, verduras, lácteos y proteínas”.
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