El volumen de víctimas habla de un posible patrón del ejército israelí |
Disparos en la cabeza y el pecho: la BBC documentó los asesinatos de niños en Gaza | |
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Cuando a finales de diciembre de 2023, el canal de televisión catarí Al Araby, publicó una imagen de un hombre y un bebé agonizando en las calles de Gaza, nada se sabía de sus identidades. Eran solo dos cuerpos más yaciendo en el suelo, a los que 20 meses después le han siguido otros 60.000. De ellos, unos 18.000 eran niños y niñas, lo que hace una media de 26 menores asesinados por día. La presentadora de la televisión catarí aseguró que el hombre y el bebé habían sido disparados por francotiradores israelíes.
Dos años y medio después, el Servicio Mundial de BBC ha confirmado que ambos murieron en aquel momento por heridas de balas. Sus nombres eran Mohamed Abdallah Al-Majdalawi y su hija Layan, quien todavía no había cumplido los dos años de edad. La menor es una de las 168 niñas y niños que, según las investigaciones de la BBC, han sido alcanzados por disparos israelíes. El medio inglés ha podido certificar la muerte por esta causa de 90 de ellos, si bien no pueden asegurar que el resto haya sobrevivido a las heridas debido a la precariedad del actual sistema médico gazatí.
No sobrevivió a las balas Mira Tanboura, una niña de seis años que fue disparada en la espalda, a la altura del corazón, el 18 de noviembre de 2023. Ocurrió cerca de un puesto de control del ejército de Israel al sureste de la ciudad de Gaza. Según informó su padre, Said Tanboura, a la BBC, la carretera en la que se encontraba la familia era la vía de evacuación designada por Israel para abandonar la ciudad.
Mientras el padre hablaba con el conductor de un autobús, su hija, que se encontraba a pocos metros de él, fue disparada "por un francotirador". Said asegura que únicamente un soldado podía ser tan certero como para alcanzar a su hija justo en el corazón. Los periodistas de la BBC consiguieron confirmar la muerte de la niña y la veracidad de la existencia de un puesto de control en el lugar que les había señalado Said.
"La Franja es el infierno", describe en conversaciones con Público Vicente Raimundo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children. "No debe haber ningún lugar peor en el mundo para ser niño o niña hoy en día", lamenta. Lo ilustra con una historia que le llegó el día anterior a hablar con este periódico: "La semana pasada fallecieron varios niños en una tienda de campaña porque los aplastó una caja de comida tirada con paracaídas que no cayó donde debía caer".
Vicente Raimundo recuerda que antes del 7-O, aproximadamente la mitad de la población tenía menos de 18 años, "lo que significa que legalmente eran niños y niñas". Esto suponía al rededor de un millón de menores de edad. De momento, se han confirmado la muerte de 18.000 de ellos, aunque se estima que esta cifra puede ser mayor. "Ni una de esas muertes está justificada ni era necesaria" y, además, "se siguen produciendo" pese a que son muchas las organizaciones que cuentan con "los recursos, la legitimidad y la práctica para salvarle hoy mismo la vida a miles de personas".
Balas en cabeza y pecho En el proceso de identificar a las víctimas y la forma en la que murieron, los periodistas de la BBC entrevistaron a una treintena de profesionales sanitarios que trabajaron en Gaza. Entre ellos a Nizam Mamode, un cirujano británico que entró voluntariamente a la Franja para trabajar durante agosto de 2024. Según su testimonio, durante su estancia atendió a más de 20 niños con heridas de bala, muchas en el pecho o en la cabeza.
En su investigación, la BBC asegura que de los 168 casos de niños disparados, 95 fueron alcanzados en la cabeza. Estos hallazgos dan cuenta de la existencia de un posible patrón. ¿Son estos disparos intencionales o fruto del azar? No es posible responder a esta preguntas con exactitud sin examinar más pruebas. Pero, dado el volumen de heridas de este tipo, hay quien se inclina por la primera opción.
Uno de ellos es el médico anestesista Raúl Incertis, quién trabajó en la ciudad de Gaza durante cuatro meses y logró volver a España a finales de julio. En una entrevista en la SER, Incertis afirmó que, cuando a primeros de junio abrió la Fundación Humanitaria de Gaza (FHG), encargada del reparto de comida en la Franja, "empezamos a recibir, además de pacientes bombardeados, a muchísimos pacientes con disparos en la cabeza y en el torax. Niños también".
Según sus palabras, aquel "no era un patrón de balas perdidas" que es "mucho más azaroso". De hecho, afirma tajante que vió "el patrón de intencionalidad". Su aseveración se basa en que había días que recibía a "varios civiles con disparos en la cabeza y en el torso, ejecutados". Incluso, llegaron a recibir a víctimas "con disparos en los genitales, como si hubiera personas jugando al tiro al pato". Incertis asegura que todos los testimonios de quienes perecían en los puntos de recogida de ayuda coincidían en que los disparos tenían lugar "sin aviso previo".
Wes Bryant, una de las analistas militares a las que entrevisó la BBC para la investigación, declaró que "cuando tantos niños reciben disparos y, sobre todo, en la cabeza, algo va muy mal". El Gobierno israelí, por su parte, aseguró al periódico británico que "el daño intencionado a civiles y especialmente a niños esta está prohibido" tanto por el derecho internacional como por las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI). Además, afirmó que era Hamás quién usaba a su propia población como escudos humanos.
Tel Aviv pone difícil contrastar estas afirmaciones debido a la censura a la que está sometida la prensa israelí y la prohibición del Gobierno de Benjamín Netanyahu a que entre prensa extranjera en la Franja de Gaza. La información que llega proviene de periodistas locales que quedaron atrapados en el enclave al comienzo del genocidio y que son un blanco más de las FDI.
Según el Comité de Protección de los Periodistas han muerto 180 profesionales de la comunicación en la Franja desde que comenzó el genocidio. La gran mayoría eran de origen palestino. Otras organizaciones, como el Sindicato de Periodistas Palestinos, eleva la cifra a 232.
La matanza de civiles no ha impedido que otros muchos sigan contando lo que ocurre dentro de la Franja. Tampoco, que algunos medios internacionales lleven a cabo investigaciones con los recursos a su disposición.
Investigar crímenes en la Franja Las pesquisas de la BBC comenzaron con un mensaje en redes sociales que les permitió saber en qué calle habían sido asesinados Mohamed Abdallah y Layan. Finalmente, lograron identificar y localizar a sus familiares. Además de la paqueña Layan, Mohamed y su esposa, Sorayya, tenía otros dos hijos: Shahd, de 12 años y Aboud, un adolescente del que se desconoce la edad.
Según la narración que hace de aquel día Shahd, aquella mañana del 9 de noviembre -un mes antes de que se hiciera viral el vídeo- la familia completa volvía junta de una escuela en la que se habían refugiado de los bombardeos los días anteriores. La orden que recibieron de las FDI era que debían dejar la ciudad. La familia aseguró a la BBC que no había enfrentamientos en la calle en el momento en el que caminaban por ella.
Al cruzar una intersección con otra calle, la Shahd vió un tanque apostado al final de la misma y salió corriendo. De acuerdo al testimonio de la niña, los disparos alcanzaron a su padre y a Layan, que cayeron al suelo. Cuando sus otros dos hojos se volvieron para ayudarlos, las FDI volvieron a disparar. Una de las balas rozó el brazo de Shahd antes de que su padre le ordenara que se fueran del lugar.
Mohamed Abdallah y su hija Layan murieron instantes después. Según el testimonio de la familia, sus cuerpos estuvieron en aquella misma calle varias semanas hasta que los vecinos pudieron enterrarlos. Gracias a los testimonios, fotos satelitales y peritajes, la BBC pudo saber el punto exacto donde padre e hija fueron asesinados. El medio británico, mostró a tres patólogos forenses los vídeos de Mohamed y su hija pequeña y los tres conclueron que habían muerto por disparos.
Este tipo de estudios también ha permitido conocer las condiciones en las que fue asesinada otra niña llamada Hind Rajab, de seis años, quién se convirtió en el símbolo de las protestas de las universidades de EEUU. Su familia y ella murieron a causa de los disparos el 29 de enero de 2024. La organización inglesa Forensic Architecture investigó el caso y concluyó que era muy probable que el asesinato de la familia hubiera sido premeditado.
A finales del pasado mes de junio, la Fundación Hind Rajab (HRF) hizo público el nombre del comandante al mando de la unidad militar que se encontraba en la zona en la que fue asesinada Rajab: Beni Aharon. La HRF ha presentado una querella contra él en la Corte Penal Internacional.
Las cada vez más aterradoras imágenes de lo que ocurre en la Franja de Gaza han obligado a algunos Gobiernos europeos a alzar tibiamente la voz contra la intervención militar israelí. El país que ha llegado más lejos en su crítica ha sido Eslovenia, que a finales de julio anunció un embargo de armas a Israel.
Por su parte, la UE sigue sin pronunciarse de forma contundente. Pese a que la Comisión Europea revisó el artículo 2 del acuerdo de cooperación entre la UE e Israel, en el que se exige a ambas partes el respeto a los derechos humanos, no se decantó por su suspensión. La alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas propuso entonces revisar el acuerdo de cooperación científica con los veintisiete, el programa Horizon Europe. En la votación que tuvo lugar a finales de julio, Alemania e Italia han bloqueado su suspensión. | |