Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia: “La revolución de la Inteligencia Artificial es más grande que la invención de la rueda” | |
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Hay algo de pomposo, pero también de grandioso, cuando se dice “Real Academia Española” y se piensa en una institución que, allá por 1713, se propuso fijar una lengua no para ni pararía de cambiar. La orgullosa capital de un imperio colonial sellaba su idioma. Ese aire trae el nombre “Real Academia Española” y quizás por eso, por contraste, sorprende la charla con Santiago Muñoz Machado, su actual director. Un hombre amable, informal, con la mirada hacia adelante. Un académico que sabe que trabaja con un material sensible -cada uno ve la lengua como propia- y que es esa vieja institución la que cada año acepta términos nuevos que a veces nos espantan y que en 2010 presentó un diccionario con una reforma que costó aceptar.
Por eso sorprende, pero no debería, que, lejos de despotricar contra el avance tecnológico, Muñoz Machado cuente cómo usarán la Inteligencia Artificial para mejorar el trabajo de la Academia y, más, para aclarar lo oscuro, desenmarañar lo enmarañado con palabras.
“La revolución tecnológica de nuestros días es la más grande de toda la historia de la humanidad, mucho más que la rueda“, dirá. ”Y, por tanto, tenemos que acostumbrarnos a todo el lenguaje que aporta esa revolución”. Si lo que esperábamos era una posición conservadora, vamos a salir desilusionados.
-“Preocupar” es una palabra muy grave, creo que no hay que hablar de preocupaciones. Digamos que los tiempos nos han traído trabajos nuevos. La revolución tecnológica, el mundo digital, la inteligencia artificial, el hecho de que la sociedad ha cambiado y los jóvenes hablan de una manera rupturista, cosas del lenguaje inclusivo... Siempre hay retos nuevos. Lo que nos preocupa, claro, es que consigamos mantener la unidad del español sin perjuicio de la rica variedad lingüística de nuestros países.
-En cada época los jóvenes son rupturistas, la tecnología trae cambios y hay quienes anuncian que el idioma se está destruyendo. ¿Hay algo de especial ahora?
-Estamos en un momento revolucionario porque nos trae mucho lenguaje nuevo la tecnología. La revolución tecnológica de nuestros días es la más grande de toda la historia de la humanidad, mucho más que la invención de la rueda. Y, por tanto, tenemos que acostumbrarnos a todo el lenguaje que aporta esa revolución. La sociedad está cambiando naturalmente ese cambio social determina que también el lenguaje se esté innovando.
-¿En qué afecta esa revolución tecnológica a la lengua, más allá de algunos términos? ¿La pérdida de los signos de apertura o la escritura con emojis, por ejemplo?
-Bueno, es cuestión de insistir en que hemos formado un idioma muy hermoso, que tiene unas reglas en las que convendría que fuera educado todo el mundo en nuestras comunidades. No podemos evitar que haya quebrantos de esas reglas y gente que prefiere hacerlo de otro modo. Pero esos signos convendría mantenerlos: la regla existe pese a la práctica que puede variar para ciertos usos. Es difícil cambiar esa práctica cuando escribimos en el móvil, pero me parece que es muy sencilla cuando usamos el ordenador, un teclado completo, ¿no? Y bueno, los emojis y otro tipo de, de signos nos acercan un poco a un tipo de escritura que es anterior a la modernidad. Así escribían también las civilizaciones primitivas.
-¿Con pictogramas? ¿Con jeroglíficos?
-Mire, algunas veces pensamos en la Real Academia Española que nuestro diccionario, que es un diccionario impresionantemente bueno, tiene todo, que todas las definiciones se encuentran allí. Pero a veces encontramos definiciones que son complicadas de entender porque el concepto es difícil de explicar y siempre decimos entre nosotros: “Esto habría que explicarlo con una imagen”. Añadir al diccionario imágenes que expliquen cosas. Imagínense la botánica, lo importante que es, al mismo tiempo que se describe una planta, tener una fotografía o un dibujo al lado.
-Pero no es lo mismo ilustrar algo con un dibujo que decir: “Entonces, me regaló una...” y el dibujo de una flor en vez de la palabra “flor”.
-No es lo mismo pero, en fin, lo digo para quitarle dramatismo a un pictograma.
-Ahora que me dice esto de las explicaciones complejas me hizo acordar de una iniciativa de la Academia, la del lenguaje claro y accesible. Que entiendo que tiene que ver hacer un lenguaje más democrático. Sin embargo, me preguntaba si en este momento tenemos un problema de gente que no entiende un lenguaje complejo o, al contrario, de la promoción de un lenguaje cada vez más simple y brutal. Y estoy pensando en los líderes mundiales.
-Lo de los líderes mundiales y su lenguaje brutal es un drama, porque los líderes deben ser ejemplares y deben ofrecer a los ciudadanos modelos humanos que sean imitables. Y utilizar lo peor del vocabulario para hablar, para dirigirse a la ciudadanía o para hablar entre ellos, pues no es algo estimulante. La Academia puede hacer poco con estas cosas, pero en el Diccionario General verá que las palabras más duras están siempre marcadas con una indicación de si son pertinentes o no, si son insultantes... Pero hasta ahí podemos llegar. Además de quejarnos de que una lengua tan hermosa como la nuestra sea utilizada bárbaramente por quienes nos tienen que dar ejemplo de buen manejo del idioma.
-La Academia, en cambio, está trabajando por un lenguaje claro y accesible. ¿Hoy no lo es?
-El deber de los poderes públicos, no hablemos de los políticos en concreto, sino de las instituciones, de dirigirse a los ciudadanos en términos que puedan entenderlos. En primer lugar, por una razón democrática: necesito saber de qué me hablan para poder participar en la cosa pública. En segundo lugar, por una razón de igualdad: si yo no tengo iguales capacidades que otros ciudadanos, tengo que procurar que me lo expliquen en un lenguaje que sea accesible. Tercero, porque hay muchos derechos en nuestras constituciones que no se pueden ejercer si no se parte de la premisa principal que es entender.
-Parece elemental...
-Si se entiende, uno puede protestar, uno puede recurrir, uno puede elegir a los líderes que más que más le convenga, ¿no? Todo esto está vinculado a las políticas de lenguaje claro que nosotros desde las Academias estamos fomentando todo lo que podemos. Claro y accesible, decimos.
-¿Y qué tiene que hacer un poder para ser claro y accesible?
-Habitualmente, se entiende que los que hablan raro son los abogados, los juristas, los jueces, los legisladores. Pero no, raro y difícil hablan todos los poderes públicos con mucha frecuencia y también muchos poderes de mercado. Los bancos, las compañías de seguros, las compañías eléctricas, las que nos mandan recibos a los consumidores, lo hacen algunas veces de modo que no se entiende y no es posible defenderse frente a esto. ¿Qué habría que hacer? Pues las Academias están desarrollando programas de lenguaje claro que consisten, en términos generales, en lo siguiente. Primero, convencer a los poderes públicos de que tienen una obligación que pueden cumplir. Nosotros les podemos ayudar: estamos preparando y hemos hecho guías de lenguaje claro. Estamos generando una conciencia general a la que va a ayudar mucho la inteligencia artificial también.
-¿Cómo va a ayudar?
-Pues mire, la inteligencia artificial va a servir para identificar las oscuridades. En la Real Academia Española, por ejemplo, tenemos un programa ya muy desarrollado que nos va a permitir identificar neologismos, ambigüedades de lenguaje. Vamos a desarrollar próximamente un lenguaje que hemos llamado “RAE Accesible”. Vamos a mejorar el lenguaje de nuestros propios textos normativos, de nuestros diccionarios, gramáticas, para que aunque sean más breves, tengan un contenido normativo menor, sean fácilmente de comprender por todo el mundo.
-¿Me podría dar algún ejemplo de eso?
-Pues mira, tan sencillo como que ahora ya es posible el texto, digamos, de una sentencia de un tribunal, redactado según suelen los tribunales -que habitualmente no son claros-, y pasarlo por una máquina dotada de inteligencia artificial que lo clalifica.
-Se le puede pedir que lo explique.
-Primero escríbelo bien, escríbelo en términos que se puedan leer. Y claro, la inteligencia artificial va a poder con esto. Segundo, explícamelo, si no llego a entenderlo suficientemente.
-¿Esos textos son oscuros por casualidad?
-Yo creo que el la oscuridad del lenguaje de los poderes públicos, que es una cosa que es muy antigua en la Historia, porque empezó por lo menos en el Renacimiento, ahora podrá ser resuelta gracias a que por primera vez en la historia de la humanidad las máquinas nos están ayudando a mejorar nuestra propia inteligencia.
-Porque se supone que esa oscuridad forma parte del poder...
-Esa es una ventaja que han tenido siempre los poderes públicos, utilizar el lenguaje para someter a los ciudadanos, para engañarlos o para evitar que se defiendan. Pero, bueno, es una herramienta del poder que también puede ser combatida y puede ser vencida.
-Es una visión muy optimista.
-Bueno, espero que tengamos tiempo suficiente en nuestras vidas todavía para comprobarlo, pero va por ahí el mundo. Esa es una gran revolución y podemos llegar a dos situaciones: o bien que las máquinas nos ganen, nos quiten nuestra preciosa lengua, hagan ellos una lengua propia y nos abandonen -cosa que no que sea posible-, o bien que nosotros sigamos imponiendo nuestra lengua a las máquinas. Yo estoy en esta tesis. | |