Quince años del matrimonio igualitario
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"Sí, quiero seguir luchando"
Quince años del matrimonio igualitario
 
Ver imagen La ley marcó un antes y un después en los derechos LGBTI+. Las organizaciones celebraron con memoria, orgullo y compromiso frente a los discursos de odio y el retroceso.

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Fecha:14/07/2025 8:10:00 
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Con una alfombra roja en la entrada y banderas de distintas organizaciones dando la bienvenida, el Multiespacio Gascón 104 fue escenario de la celebración por los 15 años de la Ley de Matrimonio Igualitario. Allí, las organizaciones 100% Diversidad y Derechos, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y el Frente Orgullo y Lucha, junto a referentes sociales, políticos, sindicales y de derechos humanos, realizaron un acto de renovación colectiva de votos. Los objetivos: celebrar el camino recorrido, reafirmar los compromisos con la igualdad y visibilizar los desafíos frente al avance de discursos de odio y retrocesos institucionales.

Sobre el escenario, un cartel luminoso anunciaba “15 años” y un gran letrero con los colores de la bandera de la diversidad proclamaba: “Sí, quiero seguir luchando”. La ceremonia comenzó con un gesto simbólico y profundamente político: representantes de distintas organizaciones subieron al escenario para renovar sus votos con la igualdad. Se proyectaron videos que recordaron aquel 15 de julio de 2010, tanto adentro como afuera del Congreso, junto a un álbum de fotos de muchas de las primeras parejas que pudieron casarse tras la sanción de la ley.


Entre el público había militantes, funcionaries, activistas y parejas que fueron protagonistas de esa conquista. Norma Castillo, quien con su compañera Cachita protagonizó el primer matrimonio legal entre dos mujeres en Argentina, América Latina y el Caribe, estuvo presente. “Este logro fue tremendo, maravilloso. Poder vivir bien, conscientes de lo que somos y hacemos”, dijo con la voz quebrada. Los recuerdos la emocionan. En el video pudo ver fotos de ella con Cachita: “me cuesta hablar de ella porque no está, pero me alegra saber que fuimos parte de esto. Es importante sostener la lucha. No hay que aflojar, ni con los actos, ni con la palabra, ni con los hechos”.

La transversalidad política como motor
Entre el público, muchas de las personas que impulsaron aquella ley ocuparon un lugar destacado. La militante radical y feminista María Luisa Storani, entonces diputada, recordó la transversalidad que hizo posible el debate: “fue una pelea muy seria. Las mujeres de distintos bloques nos aliamos para dar esa discusión, porque era ardua dentro de cada bancada. El trabajo de las organizaciones LGBTIQ+ fue fantástico. Aprendí muchísimo de ellas. Fue una revolución social del debate público”.

La figura de Néstor Kirchner, clave para motorizar el tratamiento legislativo, fue ovacionada en las imágenes proyectadas. Tras el video, las organizaciones leyeron y firmaron en conjunto un acta de compromiso: “Celebramos un hito en la historia de los derechos humanos en Argentina”. El documento recordó que antes de la ley las parejas del colectivo no podían casarse, divorciarse, adoptar, compartir obra social ni acceder a pensiones por viudez. Pero la ley fue más que un conjunto de derechos concretos: “Es una potente herramienta legal y cultural para promover el respeto y reducir la intolerancia”, indica el documento que tras ser leído fue firmado por todas las organizaciones que asistieron.

Durante el acto se entregaron reconocimientos a referentes fundamentales para la sanción del matrimonio igualitario: los jueces Guillermo Scheibler y Helena Liberatori, les ex diputades Vilma Ibarra, Juliana Di Tullio, María Luisa Storani, Ricardo Cuccovillo y Diana Conti (post mortem) la ex titular del Inadi María José Lubertino, la escritora Claudia Piñeiro, la jurista feminista Nelly Minyersky, y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Estela Díaz, ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires, remarcó la importancia de esta ley en un contexto político en el que constantemente desde el Gobierno Nacional amenazan con arrasar los derechos existentes. La sanción de la ley permitió un cambio social y cultural importantísimo “incluso para quienes no se casaron, porque visibilizó identidades que seguían muy fuertes en el clóset. La consigna ‘al clóset no volvemos’ permitió una apertura. Somos una sociedad diversa, con diversas formas de familias, y todas valen porque son formas del amor”, destaca la ministra.

El contexto actual: visibilidad frente al odio
Si en 2010 la sanción del matrimonio igualitario abrió una puerta hacia la ampliación de derechos, hoy esa puerta vuelve a ser amenazada y es por eso la urgencia de convocarse a la defensa de nuestros derechos. Mientras en el escenario se leían los compromisos de lucha y sonaban los aplausos, el aire estaba cargado no solo de emoción, sino de una alerta compartida: los discursos de odio volvieron a ocupar lugares centrales del poder político, y las identidades disidentes son nuevamente un punto de ataques, tanto a nivel nacional como internacional, con el avance de las ultraderechas conservadoras en todo el mundo.

Todos los entrevistados coinciden en que estamos viviendo un momento de alerta, porque los discursos de odio aumentaron y la amenaza sobre los cuerpos y las vidas de las identidades disidentes es una práctica constante. Greta Pena, activista de 100% Diversidad y Derechos, lo sintetizó así: “El matrimonio igualitario no solo significó derechos concretos para las personas LGBTI+, sino un fortalecimiento de la democracia, de las instituciones y de la dignidad de un país que no puede dejar a un grupo afuera por su condición. Hoy todo eso está en peligro”.

Por su parte, Marcelo Suntheim, de la Comunidad Homosexual Argentina, fue directo: “Milei eligió un foro internacional como Davos para declarar la guerra a nuestra comunidad, asociando diversidad sexual con pedofilia. Fue un acto profundamente homofóbico. Lo más grave es que estos discursos de odio vienen desde la figura presidencial”. En su voz se mezclan bronca e incredulidad. No es una opinión aislada: muchas personas que participaron del acto reconocen haber sentido en estos meses miedo, retroceso, y en paralelo una renovada voluntad de resistencia.

“Estamos viviendo un retroceso de 200 años. Por eso visibilizar estos 15 años es fundamental. La memoria argentina se construye con estas leyes. Son parte de la historia de un pueblo que no se puede borrar. Celebrar es decir: ‘sí quiero seguir luchando’”, señala Marcela Tobaldi, fundadora de La Rosa Naranja, para quien cada logro del colectivo estuvo ligada a un contexto político de ampliación de derechos. Tobaldi destaca que hoy continúan impulsando nuevos derechos, como el proyecto de ley de reparación histórica para travestis y trans adultas mayores presentado en la provincia de Buenos Aires.

Celebrar y resistir
Entre banderas multicolores, luces, música y abrazos, la celebración fue además un reencuentro. Militantes, activistas y referentes de distintas generaciones se cruzaron, se reconocieron, se emocionaron. Es una fiesta, y al mismo tiempo una trinchera. Lo que une no es solo la memoria, sino una convicción compartida y un compromiso con el presente. Muchos de les referentes políticos coincidieron en otros hitos fundamentales como la Ley de Identidad de Género y la de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El encuentro entre ex funcionarios, legisladores, jueces, organizaciones sociales y militantes --que aquel 15 de julio de 2010 defendieron los derechos tanto dentro como fuera del Congreso-- fue un recordatorio de que los derechos se consiguen con lucha colectiva, con presencia popular en las calles y con articulación política. La memoria de ese día sigue viva en cada consigna y en cada bandera que se levanta para decir: sí, quiero seguir luchando.

Darío Arias, de Urbanes por la Diversidad y el Frente Orgullo y Lucha, lo resume así: “Conmemorar esta fecha es abrazarnos y reivindicar la lucha del movimiento por la diversidad sexual”. Para él, el matrimonio igualitario fue un quiebre histórico porque marcó que la democracia por fin llegaba a quienes no tenían acceso a derechos básicos. “Permitió que muchas personas LGBTI empezaran a vivir su identidad y su vida en libertad”, resume. Esa ampliación de derechos transformó la forma de habitar el espacio público. Marcelo lo describe como una explosión de visibilidad nunca antes vista: “las maricas salíamos de la mano, las tortas se abrazaban y se besaban en la calle. Fue un momento de gloria, aunque en muchos casos con consecuencias”.

A 15 años, esa visibilidad sigue siendo una forma de defensa. Greta Pena lo plantea con claridad: “como movimiento, celebramos siempre, porque celebrar es a su vez un acto político de resistencia. El matrimonio igualitario no fue solo una conquista LGBT, fue una conquista del arco político, de los derechos humanos y del feminismo”. Estela Díaz, ministra bonaerense, cierra con una advertencia y una promesa: “Estamos en un momento en el que hay que seguir defendiendo con orgullo todas las identidades. No queremos volver al clóset, ni al silencio, ni al individualismo. Vamos a seguir defendiendo esto en el espacio público”.

La actividad continúa con música, fiesta, batucada y una convocatoria, como parte de las actividades conmemorativas, para el lunes 14 de julio a las 12:30 horas: decenas de parejas igualitarias realizarán un “libretazo” frente al Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en Uruguay 753. Se trata de una acción simbólica en defensa de todos los derechos logrados y en repudio a los discursos de odio, que será replicada en diferentes ciudades del país.
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