En el último año y medio la incidencia de la pobreza en la Argentina tuvo un comportamiento especialmente volátil. Entre el segundo semestre de 2023 y el primero de 2024, según datos oficiales del Indec, 5.225.313 personas cayeron por debajo de la línea que marca la canasta básica total (CBT). En ese período la pobreza pasó del 41,7% de la población al 52,9% como resultado de la gigantesca devaluación de diciembre de 2023 y la caída del poder de compra de los salarios y los ingresos por efecto de la inflación posterior.
Sube y baja
Sin embargo, más abrupta resultó la salida de esa situación, verificada durante el segundo semestre de 2024. En apenas seis meses 6.747.502 personas salieron de la pobreza, cuyo nivel cayó hasta el 38,1 por ciento. Hoy, según informes privados, se ubica en torno al 35,4 por ciento.
La volatilidad del indicador llevó a varios analistas especializados en indicadores sociales a elaborar categorías novedosas para describir ese fragmento de la población que se encuentra al borde de la pobreza y, por lo tanto, está expuesto a caer nuevamente en ella como resultado de cambios en las condiciones macroeconómicas.
Así, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) forjó la categoría de “casi pobres” incluyendo en ese estrato a aquellas personas que viven en hogares que perciben ingresos inferiores a una CBT y media. Según el Celag, en julio de 2024, el 75% de la población se encontraba en esa situación. La Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires y algunos institutos privados forjaron la categoría de “clase media vulnerable” para identificar ese segmento de la población que percibe ingresos apenas por encima de la CBT.
Pobreza circulatoria
Ante la volatilidad del fenómeno, un equipo de investigadores del Instituto Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, liderados por el doctor en Ciencias Sociales, Eduardo Chávez Molina, presentó un informe en el que se propone identificar los efectos y las raíces de lo que denomina “pobreza circulatoria” que, dicen, “surge al analizar la dinámica de entrada y salida de la pobreza en contextos de crisis económicas abruptas” y que “a diferencia de la pobreza crónica (estancamiento en la privación), la circulatoria refleja una movilidad aparente”.
En un extenso informe buscan indicar “qué grupos lograron superar rápidamente la pobreza y recuperar sus ingresos con mayor vigor”. El estudio, que asegura que la pobreza alcanzó a un pico del 55%, plantea bajo la forma de una hipótesis que “esta recuperación se concentró en ciertos segmentos de la clase media y trabajadora formal, los cuales, pese a haber sido más vulnerables al deterioro de las condiciones de vida a inicios del año pasado, encontraron en su inserción en los sectores formales de la economía una ventaja para escapar con rapidez de la pobreza”.
De ese modo, afirman, “los que más fuertemente se recuperaron son aquellos sectores más formalizados y con cierto nivel de calificación (circulantes en la pobreza): propietarios y directivos de pequeñas empresas, trabajadores manuales y no manuales de grandes establecimientos y trabajadores no manuales de pequeños establecimientos”.
A la vez, aseguran que “los datos revelan una tendencia creciente en la pobreza entre los ocupados desde 2016 con un pico en 2024” que, concluyen, “evidencian un deterioro creciente de las condiciones laborales”.
Al mismo tiempo, destacan que “los cuentapropistas perciben en promedio ingresos laborales mensuales 40% menores a los de los asalariados” y, por ese motivo, “el porcentaje de pobres dentro de los cuentapropistas pasó de 31,3% en 2016 a 45,4% en 2024” mientras que, “el de asalariados pasó de 19,3% al 33,1% y el de patrones 10,7% a 23,3%”.
Más explotación
Sin embargo, la salida de la pobreza, según este análisis, no resultó indolora. Basado en datos del Indec, observa que “casi un 38% de los hogares indicó la necesidad del uso de sus ahorros para solventar las necesidades diarias” y, más de fondo, “el análisis de la evolución del pluriempleo (definido como la proporción de ocupados con más de un empleo) revela un fenómeno estructural creciente en el mercado laboral argentino”.
Es que, destacan, “en el cuarto trimestre de 2024, se alcanzó el valor máximo de la serie histórica, del 12,2%, equivalente a 1,6 millones de trabajadores que recurren a múltiples ocupaciones para compensar la insuficiencia de ingresos de su empleo principal”.
Este registro, subrayan, “no solo supera las cifras del año anterior, sino que consolida una tendencia alcista desde 2016, cuando la tasa se situaba en 9,1%”.
A la hora de identificar la raíces del fenómeno, el estudio destaca el “deterioro del poder adquisitivo de los salarios, evidenciado por la necesidad de complementar ingresos ante la erosión de la capacidad de consumo (como lo confirman indicadores como la capacidad de compra de los ingresos), y en segundo lugar, una flexibilización encubierta del mercado laboral, donde la multiplicidad de empleos opera como mecanismo de adaptación a la precarización”.
En relación con las personas que salieron de la pobreza entre el segundo y el tercer trimestre de 2024, el equipo de Chávez Molina destaca que “lo lograron especialmente a través de incrementar horas de trabajo (sobreocupación), sumar ocupaciones (pluriempleo) e incorporar más miembros del hogar al mercado de trabajo”.
Por eso, concluyen, “el reciente descenso de la pobreza no se ha visto acompañado por un crecimiento en el bienestar y en la capacidad de compra”.
Como siempre, no todo lo que brilla es oro. «
Dos de cada diez jubilados volvieron a trabajar
«Durante el gobierno de Javier Milei se presentan los niveles más elevados de pobreza en jubilados en los últimos años», asegura el informe del Gino Germani, con una suba interanual de 8 puntos porcentuales hasta el 22,4%, con lo que uno de cada cinco jubilados es pobre a fines de 2024. Y aporta: «Durante el último año 290 mil jubilados ingresaron a la situación de pobreza».
Para escapar de la pobreza más personas mayores se incorporaron al mercado de trabajo durante los últimos meses, al punto que en el cuarto trimestre de 2024 el 18% de los jubilados trabajaba, todo un récord. Visto en relación al padrón total de jubilados, dos de cada 10 integrantes de la clase pasiva volvió a emplearse. La cantidad de jubilados empleados era un 28% mayor a la que existía en el mismo trimestre del año 2016.
En el lapso que va desde el cuarto trimestre de 2016 hasta el mismo período de 2024, el haber promedio pasó de adquirir 2,8 canastas básicas en 2017 a apenas 1,5 canastas en 2024, lo cual representa una caída del 46% del poder adquisitivo en términos reales.
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