| La "regla del lavavajillas", cómo es esta modalidad para gestionar diferencias | | |
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Una discusión cotidiana sobre cómo cargar "correctamente" el lavavajillas le sirvió a Justin Bariso, experto en inteligencia emocional, para reflexionar sobre cómo gestionamos las diferencias y establecer una nueva "regla" que puede revelar mucho sobre nuestra madurez emocional.
En un reciente texto publicado en LinkedIn, Bariso introdujo lo que denominó "la regla del lavavajillas", un principio sencillo que vincula inteligencia emocional y convivencia: aceptar que hay más de una forma válida de hacer las cosas resulta clave para mejorar relaciones personales y también nuestra capacidad de liderazgo.
Otras maneras de hacer las cosas
Bariso parte de una anécdota personal: tras años de matrimonio comprendió que el modo en que su pareja colocaba los platos no era erróneo sino diferente. Esta constatación lo impulsó a formular una regla con vocación de recordatorio emocional: no siempre hay una única manera válida para hacer las cosas.
La clave está en dejar de aferrarse a los propios hábitos por ego o rutina. A menudo, según detalló Bariso, esa resistencia no es racional sino emocional.
"Nos molesta que los demás no hagan las cosas como nosotros, aunque el resultado sea igual de bueno", planteó.
Adaptarse
Este enfoque conecta con un principio esencial de la inteligencia emocional: la capacidad de regular las propias emociones y adaptarse a las de los demás. En el entorno laboral, "dar espacio para que los demás actúen a su manera fomenta la confianza, la seguridad psicológica y la creatividad en el equipo", sintetizó Bariso.
Agregó que, en la práctica, implica evitar el micromanagement, aceptar enfoques alternativos y valorar la diversidad de pensamiento como una fortaleza. "No se trata de ceder siempre sino de elegir cuándo ser flexible para obtener un mejor resultado conjunto", aseguró.
Delegar también es liderar
Una reflexión similar fue formulada por el emprendedor Hakeem Gunn en la web Medium, a partir de su reconciliación personal con el uso del lavavajillas. En su caso, la reconciliación con la regla del lavavajillas llegó tras años de rechazo: pasó de considerarlaineficaz a verla como una herramienta útil para delegar tareas, optimizar el tiempo y valorar la preparación de aquellos que lo utilizaban mejor que él.
Gunn trasladó esta lección al mundo profesional con una pregunta clave: "¿Le estás asignando tareas a las personas más capacitadas para realizarlas?". Su conclusión fue tajante: liderar no es hacer todo sino permitir que otros aporten su talento donde más se necesita.
Más allá de la cocina
El concepto ganó fuerza porque es fácil de visualizar y aplicar en diferentes niveles y contextos: desde una pareja que discute cómo ordenar la cocina hasta un jefe que insiste en controlar cada detalle. Además, puso el foco en algo tan común como las pequeñas tensiones cotidianas, donde muchas veces se puede medir la verdadera inteligencia emocional.
Tanto Bariso como Gunn también coincidieron en que recordar esta regla ("hay más de una forma para cargar el lavavajillas") puede convertirse en una herramienta sencilla para entrenar la empatía, delegar el control y construir relaciones más saludables.
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