El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó a la víctima 121 del Pozo de Vargas. Se trata de Aída Villegas, una joven militante peronista que tenía 22 años cuando fue secuestrada por las fuerzas represivas, llevada a varios centros clandestinos de detención y luego desaparecida en lo que fue la mayor fosa común del país.
“En este Pozo del horror tiraron a mi hermanita Aida en noviembre del ‘76. Ayer con el respeto, el trabajo y el compromiso de los que trabajan en recuperar a nuestros hermanos, fui avisada que encontraron a mi hermana. Aidita vuelve, la cubriré con besos, le contaré lo que pasó durante estos años en el país por el que entregó su vida…”, escribió en sus redes Claudia Villegas, hermana de la joven desaparecida.
Aída era oriunda de Catamarca, donde comenzó a militar en la Juventud Peronista, y había ido a vivir a San Miguel de Tucumán para estudiar psicología. Al momento de su desaparición, la joven ya había logrado terminar la carrera y pensaba salir del país junto a su pareja.
El 2 de noviembre de 1976, un grupo de tareas la secuestró de la casa en la que vivía junto a su abuela Amelia, su hermana Claudia y su hermano Jorge. Esa tarde, sus hermanos habían salido y tanto Aída como su abuela dormían la siesta.
Su abuela contó después que entraron entre 8 y 10 personas con armas largas y cortas. “La habitación quedó dada vuelta. Evidentemente la picanearon con electricidad. La funda de la almohada parecía que la habían metido en un balde con tinta roja. Cuando ya se iban los tipos estos, le dicen a mi abuela ‘venga, vea que no nos llevamos nada’. ‘Se llevan a mi nieta’, les dice mi abuela. Después supe por el vecino del frente que vió cuando la sacan a Aída totalmente ensangrentada y que había tres o cuatro Falcon con bultos. Esos bultos eran gente”, contó Claudia en una entrevista con el medio catamarqueño El Ancasti.
A partir de investigaciones judiciales y de testimonios de sobrevivientes, se pudo conocer que la joven estuvo cautiva en dos centros clandestinos de detención, Jefatura General de Policía y el Ingenio Nueva Baviera, en Famaillá.
En Baviera fue vista por el sobreviviente Juan Martín, quien señaló que los llevaron allí “como vidriera”, ante una visita del jefe del III Cuerpo del Ejército, Luciano Benjamin Menéndez. Recordó que “llevaron a varios con cartelitos y en una de esas la vio a Aída Inés Villegas”. Declaró que estaba también el gobernador de facto, Antonio Domingo Bussi, quien decía “pregúntenle cosas”. “En realidad teníamos que hablar sobre nuestra militancia, como habíamos caído, donde habíamos sido secuestrados”, señaló ante la justicia.
Tras la identificación de Aída, la familia Villegas espera tener novedades de Jorge, estudiante de arquitectura, quien fue secuestrado en junio de 1977, cuando tenía 19 años, y aún se encuentra desaparecido. El sobreviviente Juan Martín también lo vio a Jorge, pero en el centro clandestino de detención Jefatura de Policía.
«Ahora me falta recuperar a mi hermano varón, a Jorgito», dijo Claudia en una entrevista con el programa La mañana de El Esquiú y llamó a no perder las esperanzas: “No dejemos de buscar, porque ellos están, a ellos nos los quitaron, nos los escondieron, nos los desaparecieron, pero ellos nunca se fueron, ellos están y ahora están volviendo”.
La última identificación del Pozo de Vargas fue en febrero de este año, cuando se conoció que los restos de la víctima 120 pertenecían a René Salustiano Ruiz, secuestrado en junio de 1976 en la localidad de Caspinchango.
Luego de más de 20 años de investigación, la excavación en el Pozo realizada por el Colectivo de Arqueología Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT) logró recuperar los restos de 149 personas que fueron arrojados allí y aún resta conocer la identidad de 48 de ellas.
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