El sufrimiento del pueblo exige dejar de lado la mezquindad
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Puiggari, en el Tedeum
El sufrimiento del pueblo exige dejar de lado la mezquindad
 
Ver imagen “El sufrimiento de nuestro pueblo nos está exigiendo a dejar de lado toda mezquindad para enfocarnos en los graves problemas que afectan a nuestros ancianos, a los hombres y mujeres que ven un horizonte oscuro, a los jóvenes y niños sin futuro por la falta de educación y de trabajo, a tantos hermanos nuestros que le falta lo más elemental para una vida digna”.


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Fecha:10/07/2024 7:36:00 
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Las palabras fueron pronunciadas por el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, en el Tedeum por el 9 de Julio que se celebró este martes en la parroquia San José Obrero, y del que participaron la vicegobernadora Alicia Aluani, la intendenta Rosario Romero y el viceintendente David Cáceres. “Creemos que nuestra Patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad, un regalo de amor que debemos cuidad y mejorar”, señaló.

“Esto mismo –añadió- nos exige superar progresivamente las tensiones históricas de nuestro ser como país. En tiempos marcados por la globalización y de tantas dificultades, no debe debilitarse la voluntad de ser Nación, una familia fiel a su historia, a su identidad y a sus valores humanos y cristianos”.

Esbozó Puiggari que “la Patria es nuestra madre”, y subrayó: “El amor a la Patria es virtud, es deber imperioso para todos. San Agustín con sus frases vigorosas nos decía `ama a tus padres, pero más que a ellos ama a tu Patria, y más que a tu patria ama a Dios`”, publicó Entre Ríos Ahora.

“Por eso mis hermanos, todos somos necesarios, protagonistas de ese continuo renacimiento de la Patria, que renace cada día en la mente de nuestros científicos y gobernantes, en la solicitud de los servidores de la salud, de la educación, de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, entre las manos endurecidas de nuestros trabajadores y los sufridos y curtidos hombres del río y del campo, en los ideales de nuestros jóvenes y, particularmente, en la fortaleza y generosidad de nuestras familias”, señaló el jefe de la Iglesia paranaense.

Dijo Puiggari: “Tenemos que pedir la gracia para renovar nuestro entusiasmo por construirla juntos y curar cuidadosamente sus heridas. Este es un momento de magnanimidad y de renuncia, que distinguieron a nuestros héroes como San Martín y Belgrano, para que todos, sin excepción, nos sintamos pequeños obreros en la construcción de la misma. Como decía el entonces cardenal Bergoglio, hoy Francisco, `hay que ponernos la Patria al hombro`”.

“Mirando nuestra historia nacional, nos damos cuenta que, más allá de las limitaciones que tenemos, de los errores que hemos cometido o de las situaciones difíciles que estamos viviendo, Dios ha dotado a la Argentina de grandes riquezas, en su gente y en sus recursos”, puntualizó. Y sumó: “Hoy queremos sentirnos herederos de la historia que comenzó en Tucumán. Es hora de soñar con un país que potencialicé todo lo mucho que Dios nos ha dado, para lo cual necesitamos la purificación de los egoísmos personales o sectoriales, la búsqueda desinteresada de la verdad, el diálogo, el consenso, la capacidad de ser adversarios sin convertirnos en enemigos, la aceptación de una pluralidad que, sin perder sus matices que enriquecen, converja en una unidad en los grandes objetivos nacionales. Pero, para ello, es indispensable que, cada uno, cada ciudadano de esta bendita Nación, pueblo y dirigentes, gobernantes y gobernados, todos, tomemos la decisión de estar a la altura de los fundadores de la Patria que pusieron en juego sus vidas, dinero y fama”.

“También la Iglesia Católica tiene que estar a la altura de las circunstancias y ser cada día más misionera, más comprometida, más coherente, más audaz y más libre para proclamar su fe en Jesucristo, Señor de la historia, y anunciarla con sencillez, no imponiéndola sino haciéndola creíble por la coherencia entre lo que se predica y lo que se hace”, sostuvo. Y ofreció “con humildad a quienes deseen acogerlas las orientaciones de su Doctrina Social con la convicción que son útiles para guiar la vida de la nación por caminos de paz, justicia y progreso”.

En palabras del arzobispo de Paraná, “todo proyecto humano, el político, el económico, debe estar al servicio del ser humano, que es el centro de la historia pensada y querida por el Creador. Por esto, en esta perspectiva, no hay lugar para el odio, la venganza, la violación de los derechos humanos, la discriminación social, racial o religiosa, o la manipulación o explotación de cualquier clase”.

“La sociedad del mañana que queremos, debe tener a la persona humana como medida, teniendo en cuenta la vocación que Dios le dio de amar y ser amada, responsable de su propia vida, y de servir a los demás. Desde esta realidad hay que entender y valorar la familia, fundada sobre el matrimonio, como célula básica de la sociedad y de la Iglesia”, señaló.

Luego planteó que “si cada vida es sagrada, lo es más delante de Dios la vida de los más débiles, los que están indefensos en el seno de la madre, los pequeños, enfermos, los pobres. Hacer una opción preferencial por ellos, traducida en hechos concretos, ennoblecerá a nuestro país, y a nuestra ciudad siempre que se les trate como protagonistas de su propio desarrollo. Esto nos obliga a cultivar el sentido de la equidad y la justicia, del bien común y del servicio público”.



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